Todos sabemos que nuestros intereses van cambiando a medida que los años pasan. Tenemos fases que vamos viviendo de maneras diferentes y que afrontamos de acuerdo a nuestra edad. Cada circunstancia de la vida nos va moldeando y como reaccionamos a ellas es lo que determina el resultado final.Si quieres saber si viviste bien tus años, haz un repaso de tu vida, de las experiencias que tuviste, cómo te marcaron y cómo reaccionaste a ellas. Yo regularmente hago un recorrido de mis años anteriores, de lo que funcionó o no, de cómo esas circunstancias afectaron mi manera de ver la vida.
𝐋𝐚 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚: 𝐭𝐨𝐦𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐫𝐢𝐞𝐬𝐠𝐨𝐬
En mi veintena, me gradué y me casé; también tuve mis dos hijos. En ese mismo período emigré, aprendi nuevos idiomas y empecé de nuevo una y otra vez. Los constantes cambios e incertidumbres con respecto a nuestro estatus migratorio no permitieron ningún tipo de crecimiento profesional. Vivíamos con un constante desafío de supervivencia. Mi área espiritual tuvo altos y bajos; en esos momentos difíciles mi fé me ayudó mucho a sobrepasar cada obstáculo.
𝐋𝐚 𝐜𝐫𝐢𝐬𝐢𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚
Mi trentena fue terrible, fué la decada más desafiante. Después de obtener nuestra residencia en Canadá, los retos fueron aun más difíciles. Cuestioné mi fé, mi existencia, mi carrera profesional; no sabía que hacer con mi vida ni que rumbo tomar. Mi matrimonio tambaleó muchas veces. Particularmente tuve mucha inestabilidad emocional y espiritual porque me sentía fuera de lugar. No estaba conforme con nada de lo que hacía, me sentía devaluada, que me estaba secando o quemando intelectualmente. Casi terminando esta década volvimos a emigrar, no me sentia ni de aqui ni de allá. Lee aquí una muestra de mi experiencia.
𝐋𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚: 𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞
Casi cumpliendo cuarenta, decidimos regresar a Canadá. Nuevamente empezamos desde cero y aunque llegamos con un par de maletas cada uno, yo sabía con certeza lo que quería y adonde quería llegar. Aquí puedes ver mi primera publicación del regreso a Montreal. Me esforcé en capacitarme, desarrollarme tanto en lo personal como en lo profesional. Aproveché todos los recursos a mi alcance para lograr escalar posiciones en mi carrera profesional y lo logré. Mi motivación era recuperar todos esos años de letargo e incertidumbre, de probarme a mí misma y al mundo que yo era capaz de mucho. Espiritualmente fueron años de primavera, mi fé creció nuevamente y se fortaleció.
𝐋𝐚 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚
Ahora que voy llegando a los cincuenta, el esfuerzo de todos estos años está dando sus frutos. Mis hijos están bien casados, están realizando sus metas y yo puedo estar tranquila porque sé que lo estan haciendo bien. En mi carrera profesional, mi enfoque está en hacer mi trabajo lo mejor que puedo, y siento que no tengo la necesidad de probarle a nadie lo que puedo lograr. Tengo la certeza de que lo estoy haciendo bien y que siempre habrá gente que no le gustará lo que haces. Como reza el dicho : no eres monedita de oro para caerle bien a todo el mundo. Tambien he aprendido a decir que no y poner límites sin sentirme culpable. Este año 2020, como ya lo dije en mi primera publicación, mi meta de nutrir y alimentar todas las áreas de mi vida para mantenerme sana y fortalecida va a ser mi enfoque. Dios ha sido fiel conmigo todos estos años, con mis altos y bajos. Su amor irrepetible e inmesurable me acompaña siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario