Una de las cosas más comunes de la gente al
finalizar un año y comenzar el nuevo es la de hacer resoluciones. Mi lista de
resoluciones es lo más sencilla y real posible, no me hago ilusiones de grandes cambios y proyectos inalcanzables que me van a
dejar como una perdedora al final, con todo y eso siempre me
quedan cosas sin cumplir o por terminar. Desde el año pasado, además de mi
lista también escojo una palabra clave que voy recordando a medida que van
pasando los meses y que me ayuda a enfocarme en mis metas. Por motivos que no
puedo explicar, las palabras del 2012 y el 2013 son en inglés, busqué la traducción
sin embargo, en inglés siguen siendo más precisas y sencillas.
El año pasado mi
palabra clave fué:
Thrive: desarrollarse con salud, crecer muy bien, prosperar,
progresar, tener éxito, florecer.
Con toda sinceridad puedo decir que el 2012 se caracterizó por ésta
palabra. Crecí espiritualmente, me desarrollé profesionalmente, obtuve una promoción en mi empleo,
en fin Dios me bendijo (nos bendijo como familia) de manera abundante. Ya
casi al final del año cuando llegaron inesperadamente circunstancias difíciles
y momentos de dudas, ese mismo crecimiento me ayudó a seguir adelante y a
confiar plenamente en Dios.
Para el 2013 mi palabra clave es:
BLISS: dicha sublime, gozo inefable, felicidad interior, contentamiento
maravilloso, júbilo inenarrable, regocijo del espíritu.
En mi crisis existencial de los 30, veía mi vida como un laberinto,
perdida entre muros y dando vueltas sin encontrar la salida. Finalmente cuando me cansé de correr y buscar la salida a toda costa, toqué fondo y me rendí. A medida que fui reconociendo mi condición de humana en frente al
Creador, fui creciendo espiritualmente y hoy en dia puedo
experimentar esa dicha sublime, ese gozo inefable que deseo que caracterice mi vida y sea
irradiada a todos aquellos que están a mi entorno.
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