Casi cielo

Caminar temprano en la mañana por la orilla de la playa fue una de las experiencias más gratificantes en mis vacaciones. Mientras caminaba pude contemplar la inmensidad del océano, meditar en las bendiciones que Dios me ha dado como hija, como madre, como esposa, como mujer y darle gracias a Dios por tanta belleza y tranquilidad de espíritu.

En esos momentos reafirmé que no hay coincidencias, que existe un propósito ineludible en mi vida y que no importa que lo haya evitado o pospuesto mil veces a lo largo de mi camino. Entendí que Dios me ama tanto que me dejó caer sabiendo que al perderlo todo escucharía su voz, Dios me ama tanto que me capturó dejándome huir al final de mi misma. Cuando ya no pude correr más levanté mis ojos y el estaba alli frente a mí con los brazos abiertos.

Comprendí que la vida es más que lo que nos ofrece de forma tangible. No importa si tienes todo lo que en la vida soñastes y planificastes - un buen empleo, una carrera prometedora, una casa, un carro, dinero en el banco, inversiones, un titulo universitario, la visa que tanto esperastes. Ninguna de estas cosas puede sanarte de una enfermedad incurable, puede apaciguar el dolor de una pérdida, puede levantarte el espíritu cuando te sientes solo y deprimido. Sólo la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento puede llenar y dar sentido a la vida misma, solo Dios puede ser mi "joie de vivre".

p.s. creo que este post necesitó ser editado porque al parecer es un poco sombrío y algunos han pensado que algo grave me ha sucedido.  Todo lo contrario, cosas extraordinarias han pasado en mi vida y la "joie de vivre" tiene ahora sentido.